«Estoy orgulloso de ti»

Estoy orgulloso de ti…

Qué palabras tan poderosas. Dichas por alguien con autoridad pueden crear un impacto tan fuerte, tan duradero, tan profundo. En especial si se dicen de corazón a corazón, si se le dicen a un niño… o al niño que todos llevamos dentro y que necesita, que clama, que ruega por reconocimiento… ¿Cuántas cosas estaríamos dispuestos a hacer por escuchar estas palabras de quien ya no esta aquí, de esa persona especial, de uno de nuestros padres, de tu pareja?….

Cuántos kilómetros recorreríamos con tal de ganárnoslas?…

Cuántos saltos arriesgaríamos aún sin red de protección?…

Cuántas llamadas?… Cuántas puertas tocarías?… Cuántos noes estarías dispuesto a recibir?

Cuántos desvelos soportaríamos por escuchar ese premio de tan sólo 4 palabras: Estoy orgulloso de ti?…

El emprendedor es capaz de arriesgarlo todo porque busca sentirse satisfecho consigo mismo y su creación. Aunque la medida del éxito de los negocios se relaciona en primera instancia con la recompensa material, las fuerzas para arrancar y continuar haciendo las cosas viene de la pasión y del amor hacia tu causa y por lo que ella exige de ti…

Emprender no es fácil… y por eso a quienes tenemos ese gen nos engancha. No nos atrae aquello que se da sin esfuerzo. Lo que nos hipnotiza es aquello que nos reta, que nos hace estirarnos al límite de nuestras fuerzas y nuestra cordura a veces; nos encandila perseguir lo elusivo, romper la roca dura, escalar la cima imposible, porque todo eso nos obliga a ser más hábiles, más listos, más disciplinados, más humanos, más empedernidos, más tercos… y con ello más reconocidos, por aquel que nos observa desde afuera y más importante aún por ese que vive dentro de nosotros que sabe que estamos obligados a tener éxito no porque sea fácil, sino porque creemos que es lo correcto.

Es muy probable que emprendas un negocio por dinero, pero lo harás hasta sus últimas consecuencias por la satisfacción del deber cumplido y por escuchar esa vocecita interior que te susurra: «Estoy orgulloso de ti».

Tiempo: La moneda de cambio de los nuevos ricos

Había una vez un mundo en el que los profesionistas podían separar su vida laboral de su vida personal. Ganaban suficientemente bien y al salir del trabajo, había tiempo y dinero para dedicar a la familia, a los amigos y a pasatiempos personales.

Esta realidad se ha ido modificando por razones económicas, tecnológicas y culturales. La competencia laboral y las leyes de oferta-demanda han mermado nuestros sueldos y poder adquisitivo. Nuevas necesidades como contar con dispositivos inteligentes y acceso a internet, no sólo representan un concepto de gasto recurrente en nuestro presupuesto sino que nos mantienen permanentemente «conectados» en una mezcla de notificaciones, posts, recordatorios y mensajes tanto profesionales como personales.

Incluso para quienes logran ganar suficiente para mantener un buen nivel de gasto, a menudo es sacrificando aún más su tiempo personal.

Como resultado, hay personas que tienen el dinero para comprar más cosas, pero no tienen el tiempo suficiente para disfrutarlas.

Nace entonces el concepto del Nuevo Rico (mencionado en el libro «La semana laboral de 4 horas» de Tim Ferris), que es aquella persona que tiene tiempo para disfrutar las experiencias de vida, sin tener que ser millonario. Digamos que si tienes tiempo y el dinero para rentar un yate y disfrutar con tu familia de un día de pesca y snorkel, vives mejor que si tuvieras el dinero para comprar el yate sin tener el tiempo para pasear en él.

O bien, si puedes pagar la renta de un departamento en la playa, importa más tener la libertad de tiempo de tomarte una semana sin remordimientos ni tener que pedir permiso a Recursos Humanos, que tener el dinero para comprar el departamento y estar atado irremediablemente a una oficina.

La nueva moneda de cambio del estilo de vida, no son millones de dólares. Es el tiempo. El rico lo es verdaderamente cuando ha podido comprar su libertad.

Si reflexionamos, en realidad no queremos ser dueños de las cosas sino vivir las experiencias. No tiene sentido comprar un jetski, pagar su mantenimiento y seguro, buscar un lugar donde guardarlo, transportarlo, repararlo, para tenerlo acumulando polvo en el garage. Lo que veraderamente deseamos es la experiencia de pasear en él y sentir la libertad y la adrenalina de la velocidad al surfear sobre el mar, aún cuanto hayamos tenido que rentarlo por horas y dejar a otra persona las complicaciones de poseerlo.

La mejor calidad de vida disponible está al alcance de aquellos que pueden mantener un flujo de efectivo suficiente y al mismo tiempo un control de su tiempo que les permita experimentar las aventuras de sus sueños, sin necesariamente tener la capacidad de comprar, mantener y proteger todas esas cosas.

Tú que prefieres? flujo de efectivo y control del tiempo o esclavo del trabajo con cuentas millonarias.

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El Chino wero

“Aquello que puedes o sueñas poder hacer, comiénzalo ya. La audacia conlleva genio, poder y magia!”
William H. Murray

La primera vez que leí esta cita aluciné!… Era simplemente brutal! “Aquello que puedes o sueñas poder hacer, comiénzalo ya. La audacia conlleva genio, poder y magia!”… ¡Wow!… ¡qué maravillosa fuerza en un par de frases!… pensé, este Murray si que debe haber sido un «crack» del desarrollo personal, sin embargo, nada que ver con esto, busqué en Wikipedia y me di cuenta que en realidad había sido un alpinista… en fin, te confieso que sentí un impulso de levantarme y salir afuera corriendo. De esas veces que no sabes qué hacer ni para donde “jalar”, pero que sabes que ante semejante declaración no te puedes quedar sin hacer nada. En ese tiempo continuamente buscaba algo que me motivara a sacar esa música que tanto tú como yo sabemos que llevamos dentro, pero que por miedo, posponemos y trágicamente nuestra «melodía» se queda, pues ahí donde no le sirve a nadie… adentro.

Te confieso que desde hace muchos años me aficioné a la lectura y he devorado cientos de títulos para alimentar en mí el deseo de logro, el impulso por emprender, la capacidad de actuar a pesar de los miedos e incluso a perseguir ese elusivo y multimanoseado concepto del «éxito», lo que sea que eso signifique.

Y esas palabras contenidas en la cita ¡sí que eran potentes!… Primero me hablaba de sueños, esa palabra que hace algún tiempo se asociaba a cursis fantasías de niños que querían ser bomberos o astronautas (y vaya que eso no tiene nada de malo ni siquiera de improbable, porque existen suficientes casos documentados de bomberos y astronautas que precisamente soñaron con ello desde pequeños). Sin embago, actualmente hablar de sueños ya no enroncha a nadie ya que son social y hasta profesionalmente aceptados como una visión de algo grande que nos impulse a crecer, a crear y a poner en práctica nuestros mejores recursos para alcanzarlos.
Murray me hablaba también de ser audaz!, un calificativo que uno asocia con los superhéroes de los comics o caricaturas, pero ¡no con uno mismo!. Si uno en la escuela primaria fue víctima de grandulones que te empujaban, te excluían de su clan o hasta te podían doblar de un puño en el estómago a la menor provocación dejándote no sólo desinflado del vientre sino de la autoestima, lo cual es peor, pues lo último que nos sentimos es audaces!, pero la cita decía que sólo era necesario empezar la cosa y que en ello había genio, poder y magia!… ¿Quién no quiere lucir como un GENIO?, ¿y tener PODER de hacer cosas y dominar el entorno?, ¿y que tal que para todo aquello que raye en lo imposible, pues que sencillamente podamos conseguirlo con MAGIA?. No, no, no, este Murray si que se voló la barda con semejante pedazo de frase!.

En fin, todo esta introducción para justificarte que, no obstante una parte de mi me cuestionaba el atrevimiento a iniciar un blog, sin contar aparentemente con grandes logros personales, emprendimientos en mi haber de esos que cambian el mundo o simplemente ideas suficientemente originales para pretender que fueran de interés para al menos alguno de mis contemporáneos, pues sencillamente hoy me escudo en esa frase matona (tú eres culpable Murray, Dios te tenga en su gloria)  para poner el ejemplo y empezar algo que soñaba hacer, que es escribir y compartir online con otras almas inquietas que como yo, buscan diseñar una vida que valga el esfuerzo, se empeñan en crear una manera de vivir que nos satisfaga y nos haga felices, basados en el emprendimiento y en los principios en los que creemos como personas bien nacidas y agradecidas, gozando con esta fugaz oportunidad llamada vida.

Cierro con la razón del título de este artículo de presentación que tiene que ver con la gran diferencia que existe entre lo que uno es de verdad, hacia adentro, esa nuestra identidad personal tal como nosotros nos reconocemos y la percepción hacia afuera que otros se hacen de nosotros. Una percepción que puede ser buena o mala pero que suele ser muy distinta.

Han de saber que mi compañera de vida, entiéndase mi esposa, es china, así es, auténticamente oriental, de sangre china por parte de padres y abuelos. Sin embargo yo por mi lado soy mexicano aunque por azares de la inmigración de la conquista de México, heredé rasgos de piel blanca y pelo castaño claro. Ahora bien, aun cuando no puedo presumir de ojo grande tapatío, nada en mí coincide con rasgo oriental alguno.

Bien, pues te cuento que hace años solíamos vivir en una casa que no tenía fachada hacia la calle sino que en realidad estaba al fondo de un terreno al que se llegaba por una estrecha entrada del ancho de un auto. Los recolectores de basura pasaban muy temprano y entonces yo solía darles propina.

Un día de tantos, no se si porque yo no estaba en casa o me quedé dormido, no salí a darles la acostumbrada propina y fue cuando uno de los recolectores, viendo que mi vecino, se asomaba, aprovechó para preguntarle por mi con la seguridad de haber juzgado acertadamente mis antecedentes genéticos: “Oiga, ¿no está el chino wero que vive al fondo?”

De ahí surgió la anécdota del chino wero, que aparte de darme mucha risa, solo demostró que por simple asociación solemos asignar etiquetas y hasta rasgos étnicos a las personas, sin merecerlos. Los que acaso sí podrían catalogarse como chinos weros serían mis hijos, pero amigos y aventureros en búsqueda del buen vivir, eso será motivo de otra historia.

Se despide de Uds Emiliano Ruiz, “El chino wero”

Hasta la próxima!

Es posible prosperar en BALANCE?

En lo personal, cuando pienso en prosperidad, lo hago en el sentido amplio: Prosperar económicamente, familiarmente, espiritualmente y físicamente. Es común ver personas que prosperan en unas áreas y fallan en otras.
Quizás por ello exista el mito de que es muy difícil, por no decir imposible, prosperar en forma balanceada en todas las áreas.
¿Porqué habríamos de sacrificar alguna de estas áreas si todas sin excepción son importantes para vivir una vida plena y feliz?… Yo quiero todo!, ¿tú no?… Quiero ser sano y vivir muchos años de plenitud, quiero ser parte de una gran familia donde se comparta el pan, el vino, la miel y la sal de la vida, quiero tener una vida espiritual que me haga sentir paz interior y quiero contar con los recursos materiales y de tiempo para crear, disfrutar, compartir y llegar a ser aquello para lo que fui creado.
Si algo he aprendido desde los veintitantos años que empezó mi búsqueda, es que para poder manifestar algo, primero, es indispensable creerlo. No es posible crear algo que primero no creemos. Primero se cree, luego se crea. Para crear hay que hacer y para hacer primero hay que creer. Es lógico: ¿Quién habría de poner esfuerzo alguno en algo que primero no cree que le pueda brindar fruto?
Yo CREO que es posible prosperar en Balance. Para ello ha sido necesario buscar las herramientas, las distinciones, los testimonios, la información y los vehículos productivos y económicos que habrán de permitirte hacer ese sueño realidad: Usted y yo podemos tenerlo todo!